EL FUTURO ESLO POSIBLE

Will Gadd creció en Calgary, una ciudad del Oeste de Canadá. Todos los fines de semana sus padres lo llevaban a Canmore, situado en las Montañas Rocosas, para hacer senderismo, escalar y explorar. "Desde muy pequeño —cuenta Gadd— aprendí a mantenerme caliente, seco y cómodo en entornos extremos. Fue una suerte disfrutar de aquella época, porque aprendí lo básico para vivir bien en la montaña.”

Desde entonces, el canadiense ha aprovechado esa experiencia de su infancia para desarrollar una carrera extraordinariamente larga como escalador en hielo, parapentista y kayakista. Ha batido numerosos récords mundiales, desde escalar las cataratas del Niágara congeladas, hasta batir dos veces el récord de distancia en parapente. Sin embargo, en los últimos años, este amante de los deportes de aventura de 56 años ha visto con inquietud el efecto cada vez más profundo que el cambio climático está teniendo en su mundo. Por ejemplo, en 2014, cuando viajó al Kilimanjaro, la montaña más alta de África, para escalar el hielo de su cima, lo que vio allí lo dejó impactado.

“Había muchísimo menos hielo del que mostraban los mapas”, explica Gadd. “Imagínate que reservas un billete para ver las pirámides de Egipto, llegas allí y solo quedan unas pocas piedras. El hielo del Kilimanjaro ha sido una constante durante miles de años, pero ahora está desapareciendo a un ritmo extremadamente rápido, igual que el hielo del Himalaya, los Andes, los Alpes y todas las zonas glaciares del mundo. En el Kilimanjaro, me di cuenta por primera vez de la magnitud del problema”.

Fue la preocupación por el calentamiento global lo que, en 2018, llevó a Gadd a colaborar con el profesor Jason Gulley, investigador de hidrología glaciar, para descender por la capa de hielo de Groenlandia y recopilar datos sobre cómo el agua del deshielo que se filtra a través de grietas verticales en el hielo está afectando al aumento del nivel del mar. “Seguíamos el rastro del agua bajo el glaciar, algo que no se había hecho antes”, cuenta Gadd. “La investigación de Jason cambió los modelos”.

Gadd se esfuerza por educar a la gente sobre el impacto del cambio climático a través de sus programas de televisión, documentales, artículos y libros, pero su expedición al Kilimanjaro le sirvió de motivación para hacer cambios en su propio estilo de vida. Lo cuenta así: “Hace cinco años calculé mi huella de carbono y la de mi familia, me propuse reducirla a la mitad y lo he conseguido. La verdad es que no es tan difícil, y ha sido una aventura divertida para todos nosotros. Hemos elegido más aventuras locales para reducir los vuelos (mi mayor gasto de carbono), pero siempre con el objetivo de ser mejores, no perfectos”. 

Con o sin cambio climático, el optimismo vital de Gadd y su afán de aventura siguen intactos. “Vivimos en la mejor época para el ser humano. Podemos volar en parapente, escalar masas gigantescas de hielo, saltar en paracaídas desde acantilados, bajar ríos en packraft, montar en bicicleta de montaña, esquiar, bucear y relacionarnos con nuestro mundo de formas que hace 100 años habrían sido imposibles de imaginar. Estamos en la edad de oro de la aventura, donde todo es posible”, afirma con entusiasmo.

Para pasar el testigo a la próxima generación de amantes de la aventura, Gadd lleva más de 40 años enseñando diferentes deportes de montaña. Le encanta enseñar, pero también lo ve como una responsabilidad. “Aprendí a manejarme en la montaña gracias a los conocimientos de mucha gente y creo que sería injusto si nosotros, los que tenemos experiencia, no hiciéramos lo mismo. A nosotros nos enseñaron, así que también debemos enseñar”, afirma el canadiense.

Cuando le pedimos que, de sus muchas aventuras, elija la más asombrosa, la respuesta de Gadd refleja su visión de futuro y su espíritu entusiasta. “Sinceramente —responde—, yo siempre pienso en el futuro. En adquirir nuevas capacidades, desarrollar nuevas ideas y llevar a cabo las aventuras más divertidas e interesantes que pueda imaginar. Eso es lo que me motiva. El pasado es importante y determina el futuro, pero ya está escrito. El futuro es lo posible”.